Ecologistas
en Acción gestiona los huertos ecológicos de Albacete, un total de 23 parcelas
que están completas y donde incluso hay listas de espera. El objetivo de los
propietarios de los huertos no es otro que la producción de alimentos para sus
casas; es decir, el autoabastecimiento como forma de agricultura. Alimentación
en Cadena visitó esos huertos, donde Ascensión Navalón Fernández, representante
de Ecologistas en Acción, nos explicó cómo es la agricultura ecológica o
agroecología que ellos defienden.
“La
faceta principal de los huertos es la producción de alimentos para sus casas,
no sé si hasta abastecerse al cien por cien, pero al menos una gran parte de su
alimentación puede provenir de aquí”, indica Ascensión. No obstante, los
huertos también cumplen una función educativa y otra social. “Cumplen una
función educativa de concienciarse hacia una convivencia con la tierra y con la
naturaleza, porque mucho antes de que la gente tuviera los huertos, se hizo un
curso enfocado hacia la agricultura ecológica, donde nos mostraron las
relaciones con el ecosistema y la tierra”, afirma. “También está la parte
social de los huertos, que son un lugar de encuentro. Hay 23 parcelas donde la
gente establece contactos, coopera y comparte herramientas o experiencias. No
queremos que la gente venga solamente a cultivar, sino que exista convivencia
entre los agricultores”, añade.
La
representante de Ecologistas en Acción piensa que “una producción local
organizada podría abastecer gran parte de la alimentación de la ciudad”, como
ocurre, por ejemplo, en La Habana (Cuba), donde “gran parte de la población de
la ciudad se alimenta de los productores locales y huertos urbanos”.
Por ello,
desde la organización “planteamos una relación de circuitos en corto, pero
donde el consumidor y el productor se conozcan, donde establezcan relaciones de
confianza y se construyan alternativas de forma colectiva entre todos los
interesados/as que potencien las economías locales sin destruir los recursos
naturales”.
Agroecología
Ecologistas
en Acción está trabajando en el cambio de producción, de distribución y de
consumo, a través de un contacto mucho más directo entre productores y
consumidores. “Todos los pesticidas y herbicidas provienen del petróleo, y la
maquinaria utilizada también se alimenta de combustibles fósiles. Ahora tenemos
una agricultura petrodependiente o drogodependiente del petróleo. Toda nuestra
vida se desarrolla en torno a ese recurso que ni es nuestro, porque lo tenemos
que importar, y que es limitado y no existirá para siempre”, recuerda Ascensión.
Contra
esa línea, ellos apuestan por la agroecología y la soberanía alimentaria como
propuestas de cambio a la actual situación de crisis sistémica y
agroalimentaria, intentando trabajar a través de las alianzas y redes
regionales y estatales. “La propuesta de agroecología va más allá que solamente
hacia una sustitución de insumos (de unos productos químicos por otros más
naturales), sino hacia un manejo integrado que ayude a ser más autosuficientes
y a disminuir la dependencia del exterior. No se entiende la agricultura si no
es a través de un manejo ecológico, porque la agricultura intensiva o
convencional ahora mismo depende mucho de insumos externos. La agroecología va
hacia innovaciones locales, intentando aprovechar los recursos de la zona para
desarrollar un tipo de agricultura que no dependa tanto de recursos ni de
mercados externos”, dice.
Ecologistas
en Acción defiende esa agroecología como una disciplina científica que intenta
trabajar algo más que la finca y que la agricultura ecológica, proponiendo la
incorporación de aspectos culturales como el rescate de los conocimientos
tradicionales, tan válidos como los modernos, o aspectos sociales como formas
de comercialización más justas que nos lleven a replantearnos los sistemas
agroalimentarios actuales (quién vende, a quién vendes, quién maneja las
relaciones de poder…).
En ese
proceso de agroecología “a largo plazo, porque al final lo que se hace es
estabilizar el equilibro del ecosistema”, Ecologistas en Acción aboga por el
manejo ecológico de las fincas “que por un lado disminuye la contaminación
tanto del suelo como del agua”, a la vez que “se intenta estabilizar el
equilibrio de los agrosistemas, a través de un sinfín de estrategias como
aumento de la biodiversidad, disminución de la erosión, rotaciones de cultivos,
abonos verdes, etc., que ayudan a aprovechar y a generar recursos locales como
los organismos del suelo, fauna auxiliar o los beneficios de otras plantas a
favor de una producción más respetuosa con el entorno”.
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