Por Manuel Lorenzo
La campaña de la vendimia en Castilla-La Mancha está
siendo bastante satisfactoria en cuanto a cantidad, aunque los precios de la
uva dejan una sensación agridulce entre los agricultores. Aun así, la uva ha logrado sobreponerse a todos los problemas de los últimos días, por lo que la
campaña puede calificarse como una de las mejores de entre los años anteriores.
La climatología ha traído una buena añada de
vendimia. Tras un periodo largo de sequía, la lluviosa primavera propició el
retraso en la brotación hasta principios de mayo y, pese al caluroso verano,
las noches frías de agosto han hecho que se produzca una óptima maduración de
la uva. Eso sí, por ponerle algún pero, esa maduración se ha producido con
cierto retraso, lo que ha conllevado una serie de problemas.
Las lluvias y el granizo caído a finales de
septiembre dañaron muchos viñedos, pero finalmente la campaña se ha repuesto de
esas pérdidas y se ha logrado superar la producción del año anterior, rondando
los 28 millones de hectolitros en la región, según estimaciones del director
general de Infraestructuras y Desarrollo Rural, Miguel Cervantes, lo que supone
un aumento del 30%.
El principal problema ha radicado en la recepción de
la uva por parte de las cooperativas. La brotación tardía y el acopio masivo
provocado por la mecanización han hecho que la recolección se concentre mucho
más en un corto periodo de tiempo, por lo que las cooperativas y bodegas se han
visto superadas por la gran cantidad de uva que les ha llegado en pocos días. No
obstante, el Consejo Sectorial de Vino de Cooperativas Agroalimentarias de
España puso rápidamente en marcha un sistema solidario entre bodegas para
posibilitar la redistribución logística de los productos, un plan que ha
permitido habilitar un almacenaje extra en distintas cooperativas de regiones
como Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León y Aragón.
Así, la uva no se ha quedado en el campo y ha sido
recolectada sin problemas. Otra cosa muy distinta es el precio ya que, pese al
aumento de la cantidad recogida, los precios están a la baja, lo que ha
provocado una profunda preocupación entre los agricultores.
Derogación
de la Ley de la Viña y el Vino
Por otra parte, la posible derogación de la Ley de
la Viña y el Vino de Castilla-La Mancha ha saltado a la actualidad en los
últimos días, ya que se podría poner fin a una Ley aprobada en 2003 y que en su
momento contó con todo el apoyo del sector vitivinícola regional.
Así, desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA)
denuncian que el Gobierno regional “ha planteado una propuesta de Ley que
deroga prácticamente la Ley anterior en su totalidad”, haciendo especial
hincapié en la “eliminación del Fondo de Promoción Vitícola, instrumento que ha
sido útil para desarrollar el potencial de mercado de nuestros vinos”.
En este fondo se recogían las aportaciones
obligatorias de todos los operadores que transformaban uva en mosto y vino. Según
UPA, “este fondo, cuyo cobro se aplicó sólo unos años, ha permitido que con estos
recursos y con los que gracias a éstos se han podido traer del Programa de
Apoyo Europeo al sector del vino, el conjunto del sector vitivinícola regional
haya desarrollado una labor de promoción de los vinos de nuestra tierra muy
importante. Unas partidas económicas que han contribuido a que el vino de
Castilla-La Mancha sea más conocido por todo el mundo y hoy se esté exportando mucho más”.
En definitiva, una de las mejores campañas en
cuanto a producción se refiere está dejando una sensación agridulce por el bajo
precio de venta de la uva y por los cambios normativos que pueden producirse en
la Ley de la Viña y el Vino.
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