Por Manuel Lorenzo
El precio del cordero manchego está a la baja en las últimas semanas, a la espera del repunte que se producirá con la llegada de la Navidad, que se convierte en una buena época para los productores de este producto característico de nuestra región. Desde Alimentación en Cadena hemos querido conocer cómo se establece el precio del cordero, por lo que hablamos con Francisco José Alfaro, secretario técnico de la Fundación Consejo Regulador IGP del Cordero Manchego y presidente de la Mesa del Ovino en la Lonja.
Todos los jueves se realiza la subasta de precios en
la Lonja de Albacete, con Francisco José Alfaro como presidente y moderador de
una mesa en la que se reúnen cinco representantes del sector comercializador y
otros cinco representantes del sector productor, donde “cada uno hace su
propuesta de precios para esa semana”.
Son momentos tensos, donde “si hay acuerdo se ponen
los precios y si no se negocia entre las partes”. Pero el acuerdo es difícil,
ya que cada uno mira sus intereses, por lo que Francisco José Alfaro reconoce
que “suele haber mucha discrepancia entre los precios de uno y otro”.
Los corderos se cotizan según una escala de pesos. Dicha
escala establece varios tramos: menos de 10 kilos; de 10’5 a 15 kg; de 15’1 a
19 kg; de 19’1 a 23 kg; de 23’1 a 25’4 kg; de 25’5 a 28 kg; de 28’1 a 34 kg; y
más de 34 kg. En estas escalas, los precios se establecen con “una horquilla,
un mínimo y un máximo, con una diferencia de seis céntimos”. Además, por un
lado se cotiza el cordero manchego con IGP (Indicación Geográfica Protegida) y
por otro existen tablas para el resto de corderos de otras razas.
Francisco José Alfaro aclara que en la Lonja se
establecen los precios “para compras de corderos vivos, por lo que esos precios
no tienen nada que ver con el precio de consumo”, ya que ahí “todo el mundo es
libre de poner los precios”.
Como indicábamos al inicio de este artículo, los
productores esperan ya la llegada de la Navidad, que es cuando repunta el
precio del cordero, al igual que en verano. “Históricamente en primavera hay
mucha producción y poca demanda, por lo que desde enero hasta la entrada del
verano hay una tendencia a la baja en los precios. En verano la producción
empieza a disminuir y la demanda aumenta, así que suele haber un ligero
incremento que se mantiene hasta el final del verano, cuando vuelven a bajar
los precios”, explica Francisco José Alfaro. “Ahora estamos tirando hacia la
baja. Pero, con vistas a la Navidad, que suele haber mucha demanda, es cuando
más sube el precio”, concluye.
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